Foto: Nicole Pierce - Creative Commons |
Decidió creerle Dios en medio de su vulnerabilidad y fue abrazada por su gracia.
Generalmente llega
sin avisar—le importa tres pitos si estamos listas o no para su llegada. Con
valijas en mano llega a nuestras vidas, se acomoda en nuestro interior, invade
nuestro espacio, cambia nuestra rutina y asalta nuestra estabilidad emocional
con pistolas de confusión, bombas de miedo y escopetas de incertidumbre.
Su lema siempre es
el mismo: “Aunque vengo de pasada, de ti
depende si mi estadía será transitoria o indefinida.”
Cuando divisé su
inevitable llegada, la recibí y le dije mirándola fijamente a la cara:
“Si caigo Dios me
levantará. Como me levantará, seré protagonista de su gracia. Como seré protagonista
de su gracia, seré embestida por la fuerza inagotable de su amor. Como seré
embestida por la fuerza inagotable de su amor, descubriré mi verdadera identidad.
Como descubriré mi
verdadera identidad, podré disfrutar los beneficios de ser una hija de Dios. Como
disfrutaré de los beneficios de ser una hija de Dios, viviré cada día con
propósito y significado. Como viviré cada día con propósito y significado, Dios
será mi alegría en tiempos de tristeza.
Como Dios será mi alegría en tiempos de
tristeza, su paz me sostendrá en medio de la tormenta. Como su paz me sostendrá
en medio de la tormenta, su poder se hará fuerte en mi debilidad .Como su poder
se hará fuerte en mi debilidad, Dios me dará la victoria. Y como Dios me dará
la victoria, te doy la bienvenida.”
Bendecido y envidiablemente feliz (con una felicidad producida por la experiencia del favor de Dios y especialmente condicionada por la revelación de su incomparable gracia) son aquellos quienes lloran, porque ellos serán consolados.
-Mateo 5:4 (Traducción: AMP)
Cada cierto tiempo
recibimos la visita inesperada de esos días grises donde el miedo, la duda y la
adversidad soplan con la fuerza de un tsunami en contra de nuestra fe y nuestra
estabilidad emocional; pero es precisamente nuestra incapacidad de resolver las
cosas en nuestras propias fuerzas lo que activa la gracia y el poder de Dios a nuestro favor.
Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.
-2Corintios 12:9 (TLA)
Cuando reposamos
en la gracia de Dios—en su favor inmerecido—, los días grises se transforman en
puentes de crecimiento que conectan nuestra necesidad con su sobreabundancia.
Es cuestión de
perspectiva: o escuchamos la cantaleta repetitiva de nuestros miedos, o tomamos
la decisión de creerle a Dios por encima de nuestros sentimientos. Al fin de
cuentas, no necesitamos la validación de nuestros sentimientos para creerle a
Dios.
Amiga, si Dios
dice que su gracia es todo lo que necesitamos y que su poder se perfecciona en
nuestra debilidad, entonces dejemos de buscarle la quinta pata al gato y
reposemos nuestra alma—mente, voluntad y emociones— en esa verdad… porque los días
grises tienen su gracia.
“No tengas miedo; cree nada más.” – Jesús
-Marcos 6:36(NVI)
VerVideo: https://youtu.be/aVgoaRd2K4Q
Feliz Semana,
Sandy