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Para las heridas
vergonzosas y dolorosas del alma, nada como las manos del único cirujano que
sana tus heridas sin destruir tu dignidad. ¡Su nombre es Jesucristo!
¿Qué experiencia
negativa te gustaría borrar de tu historia?
Toda mujer tiene
algo que quisiera olvidar. Con el pasar de los años vamos guardando en el baúl
de nuestro corazón, memorias que nos recuerdan nuestras malas decisiones,
nuestra imperfección, nuestra falta de
sabiduría y nuestras limitaciones.
Vamos por la vida
arrastrando heridas que pesan toneladas y hacen nuestro andar lento y pesado.
Somos sobrevivientes de experiencias traumáticas—desde uno o varios divorcios,
hasta la cruda realidad del aborto. Desde la pérdida de un ser querido, hasta
los gritos de nuestros temores que nos mantienen encarceladas en el círculo
vicioso de la culpa y la condenación.
Así pueden pasar,
días meses y años, creyendo la mentira de que esa es la ley de la vida y que
nos merecemos vivir en esa condición.
Diariamente, en
nuestros pensamientos se libra la batalla más importante de nuestra vida y
muchas veces la pasamos por alto. Bailamos al ritmo de los pensamientos que
aterrizan en nuestra cabeza y nos dejamos dominar por el huracán de
sentimientos y emociones que estos generan.
Dios también me envió para consolar a los tristes, para cambiar su derrota en victoria, y su tristeza en un canto de alabanza.
Isaías 61:2-3 (TLA)
Dios ve tu dolor,
Dios ve tu carga. Él entiende tu vulnerabilidad y tu incapacidad de ayudarte a
ti misma. Él sabe cómo te sientes y por eso cada día te premia con una porción
fresca de gracia y misericordia.
Recuerda: no
existe nada, absolutamente nada en tu historia, que la sangre preciosa de
Jesucristo no pueda borrar, restaurar y restituir.
Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; Él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; Él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.
Salmo 103: 3-5 (NVI)
Es tiempo de
correr a los brazos de Jesús y dejar que el aliento de su amor restaure cada
rincón de tu alma y te devuelva todo lo que has perdido: tu dignidad, tu paz,
tu gozo, tu propósito, tu visión, y tu capacidad de volver a soñar y comenzar
otra vez.
Jesús sabe el efecto de una nueva oportunidad en la vida de sus hijas, por eso las sumerge en el mar de su Gracia y les da alas para volar.
Amiga, es tiempo
de validar la opinión de Dios por encima de las demás voces, porque en el
momento que comiences a hacerlo, las heridas y los obstáculos que han impedido
tu progreso, se van a derretir como mantequilla en sol de verano.
Caminemos por la
vida como donas felices, exhibiendo la belleza del vacío de nuestras
imperfecciones con orgullo y dignidad, porque gracias a nuestras carencias
hemos sido testigos del toque milagroso del amor y de la gracia de Dios.
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: “¡Mujer, quedas libre de tu enfermedad!”
Lucas 13:12 (NVI)
Nunca te avergüences
de tus cicatrices, son testimonio vivo de que fuiste más fuerte que aquello que
intentó dañarte, porque donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia de Dios.
Ver Video: https://youtu.be/HzpT2EZ5LIA
Feliz Semana
Sandy