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Cuando la Gracia—favor inmerecido de Dios— llega a
mi encuentro en mi momento de mayor necesidad, el libreto de mi vida se reescribe con tinta de “borrón y cuenta
nueva."
Cuando empezó a ver las decoraciones en las tiendas
y a escuchar las canciones navideñas sonar en las estaciones radiales, los recuerdos
comenzaron a bombardear su mente con sentimientos encontrados. Por un lado
estaba agradecida de tener salud, la bendición de tener a su familia y regalos
para pintar sonrisas en sus hijos.
Pero en lo más profundo de su interior, se debatía
la tristeza de no tener a los seres queridos que partieron, la frustración de
ver alguno de sus sueños lejos de su realización y la presencia de heridas que el tiempo ha sido cruel en no quitarlas
del camino.
Jesús, desde el cielo la observaba y entendía a la
perfección su vulnerabilidad, pero al mismo tiempo, quería cambiar el curso de
su historia. Así que empacó lo necesario y fue a su encuentro.
Tu necesidad es la entrada VIP para ver la Gracia de Dios operar maravillas en tu vida.
Desde entonces, ve la Navidad desde otra perspectiva
y cuenta lo sucedido de esta manera:
El día que Jesús vino a celebrar la Navidad conmigo, me tomó entre sus brazos y me
afirmó una vez más lo amada y especial que soy para Él. Inicialmente lo recibí
como un cliché; pero con ternura me enseñó las cicatrices en sus manos y me
dijo: “lo hice por amor a ti.”
El día que Jesús vino a celebrar la Navidad conmigo, le
volví a pedir perdón por los mismos errores del pasado. No me sentía digna
de su visita, pero con una sonrisa en sus labios y esa mirada que se me hace difícil
describir—por la ternura y paz que irradia, me vistió son su justicia y me
dijo: “Morí por tus pecados y resucite para justificarte. Te perdoné la primera
vez que me abriste tu corazón y no me acuerdo más de ellos. ¿Por qué insistes
en recordar una deuda que pagué con mi propia vida?
“Cuando estamos confiadas en la justicia de Dios, nada puede movernos. A eso le llamamos descanso.”
-Dr. Creflo Dollar
Cuando Jesús vino a celebrar la Navidad conmigo, le
mostré mis heridas, mis debilidades, mis angustias, ansiedades y todo lo que en
lo natural hace mi andar tedioso y pesado. A lo que respondió: “Bástate mi
Gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad. Quien tiene todo bajo
control no necesita de mi ayuda."
Cuando Jesús vino a celebrar la Navidad conmigo, le di
las gracias por todo lo que Él ha hecho en mi vida y le pregunté qué regalo
esperaba de mí. Y Él me dijo: “Tu confianza en mi palabra. Le haces más caso a
tus temores, a la voz de la culpa, a la opinión ajena, y a la cantaleta de tus
razonamientos, que a la identidad que
tienes en mí. Descansa en mi perdón y en mi amor por ti.”
“Dios puede tomar nuestros errores y convertirlos en milagros, si perseveramos en creer confiadamente en Él.”
– Joyce Meyer
Que esta Navidad puedas ver el verdadero regalo de la Navidad —JESÚS—, a quien no le importó dejarlo todo para venir a redimirte y
darte vida en abundancia.
¡Feliz Navidad!
Sandy