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La valentía no siempre ruge.
Algunas veces la valentía es esa suave
voz que te dice al final del día: “Mañana lo intentaré otra vez.”
– Mary Anne
Radmacher
Llevaba doce años cargando el peso de una terrible enfermedad. Había
agotado todos sus recursos económicos buscando una cura a su mal, y aun así, ningún
doctor pudo ayudarla. Cada día que pasaba su condición empeoraba, la esperanza
de recuperarse se debilitaba , pero contra toda oposición, los planes de
Dios seguían su curso para su perfecto cumplimiento.
Cuando escuchó hablar de
Jesús y de los milagros que hacía, su corazón volvió a latir al ritmo de la fe.
Quizás se dijo a sí misma: “Mañana volveré a intentarlo. Aunque tenga que arrastrarme
entre la multitud ¡voy a ver a Jesús!”
Fe, es aferrarte a un rayito de esperanza, cuando el sentido común sólo ve oscuridad.
En lo más profundo de su ser
tenía la certeza de que esta vez las cosas serían diferente. Una llama en su
interior despertó algo en ella, permitiéndole ver más allá de su circunstancia
y de sus limitaciones.
Se negó a usar las pocas fuerzas que le quedaban para quejarse y rendirse ante la conmiseración.
No se quedó cruzada de brazos esperando que alguien resolviera su situación. Estaba
consciente de que ella y Dios eran mayoría, así que programó su mente para
vencer y dijo: “Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana."
Su deseo de recibir sanidad
era mucho mayor que las hemorragias que padecía. Se armó de valor. Con el cuerpo
tembloroso salió de su casa, se arrastró entre la multitud, venciendo el temor
al rechazo y extendiéndose tocó a Jesús. “Al
instante cesó su hemorragia y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado
libre de aflicción".
“Nunca permitas que el tamaño de tu gigante determine el tamaño de tu Dios."
– Tony Evans
Jesús sabía el debate interno de esta mujer.
Él quería restaurar en ella mucho más que su salud física, quería devolverle su
autoestima, su identidad, su
significado, la pasión de luchar por sus sueños y hacer realidad sus anhelos. Quería
superar sus expectativas y traer justicia a esos doce años de maltrato y sufrimiento.
“¿Quién me ha tocado la
ropa?”, preguntó Jesús. En ese momento
ocurrió un segundo milagro: temblando de miedo, dio un paso adelante, se arrojó
a sus pies y le contó toda la historia. ¡Sus
temores fueron confrontados!
“Valentía es resistir el miedo, dominar el miedo. No la ausencia de miedo.”
-Mark Twain
“Hija, tu fe te ha sanado. Ve en Paz. Se Acabó tu sufrimiento". -Marcos 5:34 (NTV)
Ella no tenía nada que perder,
pues lo había perdido todo. Estaba condenada al fracaso, pero se jugó su última
carta y Dios premió su valentía, restituyendo en ella, sanidad física,
emocional y espiritual.
Dios quiere hacer lo mismo
en tu vida.
¡Arriésgate! ¡Cree! ¡Prográmate
para vencer! ¡Recibe tu milagro!
Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan.
–Salmo 31:24 (NVI)
Feliz Semana,
Sandy.
Sandy@friendshiplatte.com.