Foto: Alba Soler - Creative Commons |
Cuando finalmente logré entender que mi
insuficiencia es suficiente en las manos de Dios, me sequé las lágrimas y dormí
tranquila toda la noche, en medio de la tormenta.
¿Alguna vez has querido tener un boleto en primera y
sin escala a Plutón?
Y mejor aún si en Plutón se cuela el mejor café del
universo; la comida no engorda; Argentina y Colombia ganan todos los mundiales de
fútbol; no aceptan hijos majaderos, esposos desatentos, jefes abusivos, diagnósticos
no deseados, choferes imprudentes, noticias tristes, personas complicadas ni
situaciones estresantes.
Los problemas tienen la mala costumbre de querer
desestabilizar nuestra paz interior -despeinan nuestras agendas, juegan con
nuestras emociones, alimentan nuestros temores y oscurecen nuestra perspectiva,
pero eso no tienen que ser así. En medio de nuestra vulnerabilidad debemos
recordar que:
1) Dios
no sufre ataques de pánico ni de ansiedad. Dios está a nuestro lado como un
gigante poderoso, no sólo peleando
nuestras batallas, sino también fortaleciendo nuestro carácter.
2) Las
pruebas son diplomados que desarrollan nuestra fe y nos hace avanzar hacia
nuestro propósito en Dios.
3) Los
momentos difíciles vigorizan nuestra perseverancia y rejuvenecen nuestra paciencia,
ambos indispensables en el desarrollo de nuestro potencial.
¡Pero no hay razón para que me inquiete! ¡No hay razón para que me preocupe! ¡Pondré mi confianza en Dios mi salvador!
–Salmo 45:5 (TLA)
Esperar en Dios probablemente no sea lo más fácil,
pero sí lo más seguro. En la medida que nos acercamos a Dios, todo encaja en la
perspectiva correcta: aceptamos que nuestra insuficiencia es suficiente en sus manos y que nuestra herencia como hijas, incluye títulos de vencedora,
ganadora, campeona y triunfadora.
“El mismo hecho de que hay un problema es una señal de que Dios tiene una respuesta.”
– T.D. Jakes
Joyce Meyer, en su libro, “Usted Puede Comenzar de
Nuevo”, explica que cuando nuestros planes fracasan, Dios puede estar haciendo
una de estar cuatro cosas:
1) Protegiéndonos
de algo.
2) Produciendo
algo en nosotros.
3) Preparándonos
para algo mejor.
4) Enseñándonos
que con Él, todas las cosas son posibles.
Recuerda: el llanto puede durar toda la noche, pero
con la mañana llega la alegría. Ninguna tormenta está diseñada para durar toda
la vida. ¡No te quedes estancada! ¡Salta a los brazos de Dios y avanza hacia tu
propósito!
Cae de maravilla un delicioso café espresso,
mientras escuchamos las letras de la nueva canción de Natalia Jiménez, “Creo en
Mí”. (http://youtu.be/Dbt4Ew-H-3s) ¡Cántatela
a ti misma!
¡Feliz Semana!
Sandy,
Sandy@friendshiplatte.com