viernes, noviembre 16, 2012

Diario de una mujer abollada


 

Foto: Freyja - Creative Commons
 
 
Prefiero brillar progresivamente a través de los huecos de mis cicatrices, que  deslumbrar  a costilla de la frustración e infelicidad que suscita vivir de apariencias.
 
 
 
 
 
Mi amiga TRISTEZA me enseñó…
A desarrollar tenacidad, después de haber superado procesos, donde mi contrincante pensó que había ganado por “knock-out”, pero terminó llevándose la grata sorpresa de verme renacer cuando todo aparentaba estar perdido.
 
Mi amiga AFLICCIÓN  me enseñó…
El valor de la perseverancia. Cada oración elevada, cada lágrima derramada, cada suspiro de fe, cada confesión de sus promesas, sirvieron para desarrollar el carácter de Dios en mi vida. Su labor aún está en proceso, pero sus frutos son incuestionables.
 

Cuando aprendemos a vernos en el espejo de Dios, nos despojamos de todo aquello que sale sobrando de su diseño original.

 
Mi amiga PRUEBA DIFICIL me ensenó…
La efectividad de vivir una vida de gratitud. Cada día exalto todo aquello que Dios me regala, principalmente lo imperceptible a los ojos de los demás. Reprimo mis labios de la queja y la negatividad, porque mis palabras tienen poder para crear y para destruir.
 
Mi amigo DESÁNIMO, me enseñó…
El don de la firmeza. Cuando mi adversario –el miedo- trató de paralizarme a base de tontos argumentos; Dios me tomó de la mano, me vistió con su manto de valentía y susurró a mi oído palabras de victoria y liberación

 

Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.    Salmo 30:5 (NVI)

 
Detrás de cada corazón remendado por Dios, hay cicatrices que supuran perdón, amor, paz, gratitud, gozo y la determinación de nunca darnos por vencidos.

 

Es nuestra actitud más que nuestra aptitud la que determina nuestra altitud. Mónica Esgueva

 
Las promesas de Dios no tienen fecha de vencimiento.

 

Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré. Isaías 41:10 (NVI)

 
Feliz Semana,
 
Sandy J