viernes, octubre 26, 2012

¿Por qué me siento como me siento?

Foto: Shenamt - Creative Commons

 
La vida se transforma en una experiencia maravillosa cuando llegamos al entendimiento de que independientemente de nuestros sentimientos, circunstancias y emociones, Dios SIEMPRE tiene lo mejor para nosotros.
 
 
 

 

¿Por qué te sientes como te sientes?

 
Simple: Lo que pensamos lo hablamos, lo que hablamos lo escuchamos, lo que escuchamos se aloja en nuestro interior, y lo que alojamos en nuestro interior engendra sentimientos, emociones y actitudes, que no sólo nos afectan a nosotros, sino también a  los que nos rodean.
 

¿En qué has estado pensando?

 
Si ocupas tu  disco duro –tu mente- con pensamientos positivos, llenos de fe y esperanza, no vas a tener espacio disponible para la negatividad y todos sus secuaces.
La renovación de nuestra mente es un reto que debemos asumir cada mañana, sintamos hacerlo o no. Recuerda que la motivación te ayuda a comenzar las cosas pero la disciplina te acompaña hasta el final del camino.

 

Activa tus pensamientos en la dirección que quieres dirigir tu vida

¿De qué estás hablando?


Nuestras palabras son una radiografía instantánea de quienes somos. Si quieres conocerte mejor, escucha lo que hablas.
Nuestras confesiones tienen la capacidad de crear o destruir; de brindar armonía o enemistad; de estimular una sonrisa o un dolor de estómago; de despertar un abrazo o un puñetazo que te envíe al dentista más cercano… no es juego.
Una mente llena de amor, fe, visión y gratitud va a producir palabras sabias llenas de alegría, paz, simpatía y aprecio.
 

La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu. Proverbios 15:4

 

¿Entonces?


Simple: El árbol se conoce por sus frutos. Si te sientes amargada, deprimida, infeliz, triste, sin propósito, que no vales nada, que la vida es cruel y que nada va a cambiar.
Entonces es tiempo de confrontar tus pensamientos. Dios te ama, te entiende y quiere ayudarte. Cada día Él hace lo indecible por captar tu atención y hacerte entender que siempre hay una nueva oportunidad para comenzar.
Si te sientes feliz, llena de esperanza, con ganas de comerte el mundo en pedacitos, sigue ejercitando tu patrón de pensamientos, nutriendo tu fe con la palabra de Dios y motivando a otros a disfrutar la vida en abundancia que Dios nos ofrece.
 
¡Feliz Semana! J
Sandy