Foto: Seryi - Creative Commons |
Cuando la
mirada de Dios ilumina tu corazón, el libreto de tu día se reescribe con tinta
de felicidad.
¡¿Has tenido uno de esos días donde tus emociones están decididas a hacerte la vida un yogurt?!
Me refiero a esos días donde no aparece ni un mosquito para escuchar
tus rollos, y mucho menos una mosca para darte una palmadita en el hombro.
Despertó, y su lista de responsabilidades le dio los
buenos días, con una tasa de dolor de cabeza y un par de tostadas cubiertas de
desaliento.
Mientras se
alistaba, escuchó un alegre silbido que capto su atención. De inmediato, abrió
su ventana, y para su sorpresa era Jesús, acompañado de un equipo de ángeles,
quienes la recibieron entre sonrisas y
aplausos.
Un tímido
gesto dibujó su rostro, pero cuando la mirada de Jesús flechó su corazón, fue
transformado en un festival de carcajadas que adorno la grandeza del momento.
Jesús volvió
a silbar, y esta vez el sol respondió a su llamado, brillando más fuerte que nunca,
liderando a la madre naturaleza en una majestuosa coreografía de colores, que alegraron su interior.
Entre aplausos,
la sonrisa de Dios y la esplendorosa magia de la naturaleza, comprendió que:
1. La insuficiencia del ser humano
activa la suficiencia de Dios en sus vidas.
2. El amor de Dios es el mejor antídoto para
un corazón atribulado.
3. La creatividad de la naturaleza es una expresión viviente y
palpable del amor perfecto de Dios.
¡¿Has tenido
uno de esos días donde tus emociones están decididas a hacerte la vida un
yogurt?! Entonces… abre tu ventana.
Feliz Semana
Sandy