Foto: TMS - Creative Commons |
Superman volaba por los aires mientras cumplía una
de sus misiones, cuando de repente, un
hermoso paraíso cautivo su atención, y sin pensarlo dos veces, decidió hacer un paréntesis en su agenda.
Se quitó las botas, caminó un rato en la playa; tenía
tiempo suficiente, así que decidió acercarse a un restaurante cercano, y cargar las pilas con un exquisito sancocho,
acompañado de arroz blanco y unas tajadas frescas de aguacate.
Superman, sin saberlo, estaba en la zona de Punta Cana, ubicada al este, de la República Dominicana, una
de las islas más hermosas de la bolita del mundo.
Su presencia causó
tanta conmoción, que se vio obligado a abandonar la isla; pero cuando trató de
volar, le fue imposible elevarse. Cuando miró hacia atrás se dio cuenta de que
un ramillete de personas colgaba de su capa y gritaban a todo pulmón:
¡Vamos Super,
no seas antichévere y quédate con nosotros más tiempo!
¿Y a ti, qué te impide volar?
El temor en todas sus manifestaciones tiene como
objetivo desviarnos de nuestro propósito –de
apartarnos del plan perfecto de Dios, para el cumplimiento de nuestro
potencial.
Temor de repetir los mismos errores; temor a la
opinión de los demás; temor al rechazo; temor a caer en vergüenza; temor a no
agradar a Dios; temor al futuro; temor a no alcanzar nuestros sueños; temor a
no cumplir las expectativas que los demás tienen en nosotros; temor a no
superar nuestras debilidades; temor a no ver cambios en nuestras circunstancias,
etc…etc..etc.
No huyas del miedo, confróntalo. Recuerda que cada
vez que decides creer en lo que Dios dice de ti en su palabra y no te rindes
ante el temor, tu fe es promovida y tu propósito revelado.
… pero el justo vive confiado como un león.
Proverbios 28:1b (NVI)
¡No dejes que nada impida tu vuelo! ¡Pa’lante!
Feliz Semana