jueves, marzo 01, 2012
¡Déjalo que te cuente!
Cuando exaltamos la grandeza de Dios, nuestros problemas se debilitan, nuestra fe se fortalece y nuestra biografía se pinta de esperanza.
No hay cosa que le robe más el sazón a una película, que un gracioso sentado a tu lado, contándote el desenlace final.
Cuando el rodaje de nuestra vida se convierte en una historia de espanto; donde el temor y la incertidumbre de nuestra situación presente, nos roba la esperanza de volver a soñar y de aguardar cosas mejores; Jesús todo simpático, cariñoso y divertido, se sienta a nuestro lado a soplarnos al oído el final de nuestra historia.
¡No temas! Tú eres mi hija (o), te escogí y SIEMPRE estoy contigo.
¡Sonríe! Tengo planes buenos para tu vida. Tu futuro está lleno de esperanza.
¡No te angusties! Yo soy mayor que tus problemas. Yo soy la fuente de tu fortaleza.
¡Alégrate! He venido a consolar tu duelo y a anunciar que el viento sopla a tu favor.
¡Confía! Cada una de tus heridas será curada y en mis manos serás como una corona esplendorosa.
¡Cree! Estoy aquí para sanar tu corazón y para proclamar libertad sobre tus problemas.
¡No te limites! Yo soy quien ha sembrado esos grandes sueños en tu corazón. Te he dado talentos y te corono de sabiduría, para que todo lo que toques lleve ni sello.
¡Baila! Te he vestido de fiesta aún en medio de tu aflicción. Porque te amo, mi poder se perfecciona en tu debilidad.
Las cosas pasadas se han cumplido,y ahora anuncio cosas nuevas;
¡las anuncio antes que sucedan! Isaías 42: 9 (NVI)
Cuando exaltamos la grandeza de Dios, nuestros problemas se debilitan, nuestra fe se fortalece y nuestra biografía se pinta de esperanza.
¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo. ¿No se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados. Isaías 43:19 (NVI)
Acomódate en tu mejor asiento, busca las palomitas de maíz y deja que el productor y director de tu historia te cuente el desenlace.
¡Feliz Semana!
¡Hola!, Soy Sandy.
Amante de la lectura, el café y la escritura sencilla y honesta.
Convencida de que existe una complicidad especial entre el silencio y una tacita de café caliente entre las manos.
Es mi deseo que mis palabras rieguen los rinconcitos vulnerables de tu corazón con amor y gracia.