La diferencia entre un carbón y un diamante es la presión a la que son sometidos. ¿Estás enfrentando presión? ¡Dios quiere hacer algo hermoso en ti! - Victoria Osteen
Es verdad que los planes de Dios son buenos y perfectos. Es verdad que sus misericordias son nuevas cada mañana. No hay duda de eso.Pero también es cierto que hay algunos días que quisiéramos que terminen antes de las veinticuatro horas, para evitar ser víctimas de una sirimba, un soponcio o un cortocircuito emocional. ¿Verdad que sí?
Hay días tan enredados y liosos que hasta los refranes populares parecen ponerse de acuerdo para hacernos pasar un mal rato, llevarnos la contraria y pulverizar cualquier rastro de optimismo. Hace unas semanas me encontré con un grupito de ellos y saquen ustedes sus propias conclusiones.
Si del cielo te caen limones, le dije. Los demás te caerán a limonazos, me respondió.
Al mal tiempo, continué. Mala cara…deja la sonrisa esa, me respondió sin anestesia.
A quien madruga…traté de sobreponerme. El estrés lo abruma. Te hubieras quedado acostada, me dijo.
Cuando tus circunstancias te presionen a tal punto, que anheles tener un cohete y partir a otra galaxia, lo primero que debes hacer es orar – hablar con Dios en tus propias palabras y expresarle abiertamente y sin rodeos la necesidad de su gracia, sabiduría, entendimiento y dominio propio. Lo segundo que debes hacer es conquistar tu momento Kodak.
¿Mí momento qué?... ¡Tu momento Kodak!
Es un paréntesis, una válvula de escape emocional, que nos ayuda a desenfocarnos del problema, a recargar las pilas y así poder hacerle frente a nuestro día de la mejor manera posible
Un momento Kodak, puede ser tomarte un cafecito sin apuros, comerte un helado, hacerte las uñas, caminar en un parque, ver tu programa favorito, disfrutar de un atardecer, etc.…etc.
Si se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el corazón. Salmo 4:4
Dios quiere que tengas entrada VIP a su abundante gozo, en medio de tu rompecabezas. Respira profundo, conquista tu momento Kodak y saca inventario de tus bendiciones.
Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza! Salmo 3:3
Feliz Semana,