Dios es experto en reciclar derrotas, virar la torta a tu favor y convertirlas en tu mayor milagro.
Supuse que el tiempo de espera iba a ser largo y aburrido, ya que la señorita me había confirmado por teléfono, que la doctora estaba muy ocupada, pero que entre paciente y paciente podía ver a mi niña, quien había amanecido con una molestia en su oído izquierdo.
A juzgar por mí equipaje, cualquiera hubiera llegado a la conclusión de que estábamos listas para acampar en medio del bosque. Mujer precavida vale por dos, hay que estar lista para cualquier ataque inesperado de aburrimiento.
“Buenos días”, anuncié con una sonrisa de oreja a oreja, pero nadie respondió a mis buenos modales. Nos ubicamos en una esquinita, a esperar nuestro turno. En la mano izquierda tenía un libro y en la derecha un delicioso y calientito Cinnamon Dolce Latte de Starbucks, una de las tiendas de café más conocidas en los Estados Unidos, cuando de repente escuché una tierna y dulce voz que me dijo: “Mami,quiero vomitar”.
En cuestión de un segundo mí momento mágico se convirtió abruptamente en un momento de sobrevivencia, mientras todos los que estaban en la sala de espera se limitaron a mirarnos en silencio y a echarse a un lado, para evitar cualquier tipo de contacto.
La ausencia de misericordia estuvo a flor de piel. Me indigné muchísimo y por respeto, no les comento todo lo que cruzó por mi mente en fracciones de segundos. Literalmente, nadie se movió de su galaxia para ayudarnos.
Por razones obvias, la doctora decidió atendernos inmediatamente, mientras los demás no tuvieron más remedio que seguir estacionados en la sala de espera. Fuimos las últimas en llegar y las primeras en salir. Ese día aprendí que es posible reír a carcajadas internamente.
En los momentos más difíciles y abrumadores siempre habrán aquellos que nos saquen el cuerpo y no quieran involucrarse en nuestra situación, por eso es tan importante mantener nuestra cabeza en alto y nunca dudar de la verdad invariable de que aquel que pone su absoluta confianza en Dios , JAMÁS será avergonzado.
Muchos podrán burlarse de tu dolor y sacar sus propias conclusiones sobre el desenlace de tu situación, pero, ¿sabes algo?, Dios es experto en giros inesperados. El recicla nuestros fracasos, caídas y decepciones, para promover nuestra fe, ampliar nuestra visión, dejándonos maravillados, fascinados, boquiabiertos, atónitos y sin palabras, al convertirnos en historia viviente de su infinito amor y misericordia.
“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te sustentaré con mi diestra victoriosa” Isaías 41:10
¡Más claro de ahí, no canta el gallo!
Feliz Semana