viernes, diciembre 11, 2009
A OSCURAS , DE ESPALDA Y SIN PARACAIDAS
“Las mujeres somos como una bolsa de té. No sabemos que tan fuerte somos hasta que nos meten en agua caliente” Eleanor Roosevelt
Hace unos años me tocó atravesar un proceso muy difícil, donde literalmente me sentí como una muñeca de trapo, vieja, fea, abandonada, ultrajada, rechazada y lista para ser tirada a la basura.
El dolor emocional era tan fuerte que dejé de ver los colores. Por mucho tiempo me tocó caminar en la oscuridad y depender cada segundo de la misericordia de Dios.
Un divorcio, la perdida de un ser querido, la traición de la persona amada, ser madre soltera, el cuidado de un familiar desahuciado, un reporte médico inesperado, son el agua hirviendo que llenan la tasa de nuestra vida de temor, ansiedad, soledad, decepción y tristeza. De nosotras depende dejarnos consumir por el calor o usar la oportunidad para caminar en la braza y ver la mano de Dios obrar milagrosamente en nuestras vidas.
Hace falta tener buenos pantalones para orar cuando hemos perdido todo signo de esperanza, cuando vemos nuestra vida convertida en un rompecabezas, Es como si decidiéramos tirarnos al vacío sin saber lo que nos espera abajo.
A mí me tocó tirarme al precipicio del dolor, de espalada y sin paracaídas, con una pequeña maleta llena de los pocos pedazos que quedaban de mí. Cuando pensé que todo estaba perdido, Dios apareció en la película transformando mis circunstancias, cual superhéroe.
El camino no fue fácil, pero de la mano del maestro fué una aventura inolvidable. Aprendí a escuchar su voz, a sentir su amor, su cuidado, a sonreír en medio del dolor, a amarme y a disfrutar las pequeñas cosas.
Amiga, Dios te ama y de su mano este proceso difícil puede ser transformado en tu mayor victoria. Permite que El te conduzca por el camino de la sabiduría, por sus sendas de rectitud para que tus pies no tropiecen.
El entiende tus heridas, el dolor de tu clamor y hoy quiere renovarte y ungirte con aceite fresco. El sabe lo que te conviene, su reloj es perfecto. Nunca llega tarde ni temprano
¡Llega a tiempo!
En su presencia aprendí a cruzar el mar rojo, a caminar sobre las aguas, a tomar serpientes con mi mano y a caminar a ciegas solo siguiendo sus instrucciones. Cada temor conquistado fue una batalla ganada.
Cuando volví a mirar mis vestidos, me dí cuentas de que no era más una muñeca triste y rechazada. Dios personalmente se había tomado el tiempo de cocerme, de limpiarme, de cambiar mi lamento en alegría y de restituir todo lo que había dado por perdido.
Te animo en este día a ensanchar tu visión, a depositar tu vida en las manos de tu creador, con la convicción de que aunque sientas que tu mundo se derrumba, El te tiene asegurada en sus manos, cubierta con su manto de amor y misericordia.
¡Hola!, Soy Sandy.
Amante de la lectura, el café y la escritura sencilla y honesta.
Convencida de que existe una complicidad especial entre el silencio y una tacita de café caliente entre las manos.
Es mi deseo que mis palabras rieguen los rinconcitos vulnerables de tu corazón con amor y gracia.