viernes, noviembre 20, 2009
Tu eres parte del elenco
Dejé a más de un vecino sin aliento cuando a principios de Noviembre encendí las luces de mi árbol de navidad. Aquí en los Estados Unidos la fecha oficial es la noche de Acción de Gracias, el cuarto jueves del mes, pero como buena caribeña le hice honor a mis raíces. Al fin de cuentas para nosotros la cosa arranca el primero de Noviembre y termina a mediados de Enero.
Aquí en Miami, por ejemplo, las fiestas terminan después de la famosa parada de los tres Reyes Magos en la calle ocho, el segundo domingo de enero.
Mi esposo me conoce tanto que no se atrevió a alegar nada, aunque me dijo varias veces: “los vecinos deben de pensar que estás chiflada”. Yo obvié el comentario y como es de costumbre amenicé la montada del arbolito con villancicos, ignorando por todos los medios la mirada resignada de Carlos, a quien por amor le tocó participar.
Cuando llegó el momento de poner en un lugar visible el pesebre y colocar cada personaje en su lugar, algo inexplicable ocurrió dentro de mí, fue como si la historia que ocurrió en Belén se hubiera hecho realidad ante mis ojos. Un sentido de agradecimiento inundó mi ser y por primera vez entendí que cuando Dios decidió cambiar el curso de la historia, enviando su hijo a la tierra para traer salvación a la humanidad, lo hizo conmigo en mente. Mi bienestar siempre ha sido parte de su plan, mucho antes de yo nacer.
Decimos con ligereza que Dios es bueno y que Dios ama al mundo, pero sólo cuando recibimos ese rayito de luz en nuestros corazones y logramos visualizar con nuestros ojos espirituales la historia de Belén de manera personal es cuando nuestra vida queda condenada al agradecimiento.
Dios te ama a ti de manera individual y si tú hubieras sido la única persona en el planeta tierra, de igual manera hubiera mandado a su hijo solo y exclusivamente por amor a ti.
Tú eres la niña de sus ojos, su gran tesoro, su obra maestra, la inspiración de cada nuevo amanecer, la musa de un hermoso cielo estrellado.
Por amor a ti, se hizo hombre y anduvo entre nosotros, para poder identificarse con tus problemas, tus temores, angustias y debilidades.
Hoy puedes recostar tu cabeza en su pecho y derramar tus lagrimas libremente sobre sus vestidos, su manto de amor está presto para cubrirte y hacerte sentir segura, amada, protegida, aceptada, entendida, perdonada, liberada, restaurada, feliz y completa.
Disfruta de estas fiestas con la convicción de que tu eres parte del pesebre, Lo que ocurrió en el establo de Belén fue por amor a ti. La historia más grande de amor aún no descubierta por muchos.
¡Hola!, Soy Sandy.
Amante de la lectura, el café y la escritura sencilla y honesta.
Convencida de que existe una complicidad especial entre el silencio y una tacita de café caliente entre las manos.
Es mi deseo que mis palabras rieguen los rinconcitos vulnerables de tu corazón con amor y gracia.