viernes, septiembre 11, 2009
Cada día Cuenta
¡Un nuevo día! ¡Otra nueva oportunidad!
Hoy me propongo ser feliz sin importar las circunstancias que me rodean, al fin de cuentas la felicidad no es un estado de ánimo sino un estilo de vida.
Haré de mi sonrisa un arma poderosa para alegrar a aquellos que se crucen en mi camino y de paso recordaré que es mejor dar que recibir.
Hoy decido olvidar las heridas de mi pasado. Perdono a esas personas que conciente o inconcientemente me han hecho tanto daño. Recibo tu amor incondicional, como una inyección letal que me llena de valentia para hacer de mi futuro un terreno fertil donde mis sueños dejen de ser sueños y se conviertan en una realidad.
Hoy determino poner mi familia en tus manos, con la convicción de que bajo tu abrigo están seguros y mis temores no tienen entrada. Tus angeles militan de día y de noche guardando sus pasos. No tengo temor de malas noticias, porque he decidido poner mi confianza en tí.
Hoy opto por llenar tus expectativas y no aquellas que la sociedad me quiera imponer. Es mucho más gratificante quedar bien contigo que con aquellos que viven de apariencias.
Tu aprobación me basta y me sobra.
Hoy contaré mis bendiciones y te agradeceré por cada una de ellas, aunque talvez no tengan sentido para los demás. Gracias por ese parqueo que me permitiste encontrar, gracias por parar la lluvia justo antes que los niños salieran de la escuela, gracias por el desayuno que compartí con mis amigas, gracias por esos agentes celestiales que mandas a mi encuentro cada día. Aunque otros crean que es cuestión de suerte, yo sé que tú estás detrás de todo haciendo de las tuyas.
Hoy me propongo ser feliz sin importar esa llamada telefónica ó ese comentario que hizo que mis sesos casi colapsaran. No voy a negociar mi gozo, al fin de cuentas la felicidad no es un estado de ánimo, sino un estilo de vida.
¡Hola!, Soy Sandy.
Amante de la lectura, el café y la escritura sencilla y honesta.
Convencida de que existe una complicidad especial entre el silencio y una tacita de café caliente entre las manos.
Es mi deseo que mis palabras rieguen los rinconcitos vulnerables de tu corazón con amor y gracia.