viernes, mayo 01, 2009
Ceda el Paso
No hay cosa que me saque más de mis casillas que personas imprudentes con un volante en mano. Son capaces de despertar en mí sentimientos tan bajos que si los policías multaran por lo que pasa por la mente, probablemente ayer hubiera amanecido encancelada.
Imagínense este panorama: 5:30 P.M., el trafico corriendo como suero de miel de abeja, mi niña menor llorando por leche, la mayor tratando de ayudar y yo tratando por todos los medios de no perder la calma y la concentración., cuando de repente una hermosa dama sin el más mínimo interés de pensar en los demás se atravesó en mi camino ignorando cínicamente la bocina de los demás conductores.
Gracias a Dios no pasó a mayores, pero sí me hizo pensar en la cantidad de personas que viven su vida egoístamente, como si el mundo girara exclusivamente a su alrededor.
No se dan cuenta que la vida puede ser comparada a un restaurante tipo buffet, donde al final del trayecto está la cajera esperando para cobrarte lo que consumiste.
Nuestros triunfos y fracasos están determinados por las decisiones que tomamos diariamente.
Buenas decisiones = Buenos Resultados.
Malas decisiones = Malos Resultados.
De igual manera, si vivimos siempre de mal humor con la cara larga, no esperemos que los demás nos traten con ternura y amabilidad.
Si no estás experimentando los frutos anhelados en algún área de tu vida, saca tiempo este fin de semana para analizar las decisiones que has estado tomando y las que puedes empezar a tomar para cambiar tus circunstancias.
El amor de Dios por nosotros es tan grande que cada día nos da la oportunidad de comenzar otra vez, cubriendo con su gracia y misericordia nuestras faltas.
Así que comencemos a sembrar sonrisas, amabilidad, buenos deseos, palabras dulces, palabras de afirmación, pensamientos llenos de optimismo y finalmente cedamos el paso para que cuando estemos en aprietos alguien nos permita colarnos.
¡Hola!, Soy Sandy.
Amante de la lectura, el café y la escritura sencilla y honesta.
Convencida de que existe una complicidad especial entre el silencio y una tacita de café caliente entre las manos.
Es mi deseo que mis palabras rieguen los rinconcitos vulnerables de tu corazón con amor y gracia.