DECIDE CRECER EN MEDIO DEL DOLOR
Solo hace falta estar vivos para experimentar en algún punto de nuestras vidas el dolor, no me refiero al dolor físico, sino al emocional, causado por la perdida de un ser querido, la infidelidad de tu pareja, un divorcio, un amor no correspondido, un hijo desobediente, baja autoestima……..en fin, todo aquello que nos hace llorar en silencio y nos hace sentir que no hay esperanza.
Hay persona capases de superar circunstancias extremadamente dolorosas de una manera sobrenatural, dejando sorprendidos a los que lo rodean; en cambio otras se quedan por años ahogadas en su problema , viviendo en su propio mundo de autocompasión.
Hay casos de personas que llevan más años divorciadas que lo que duraron casadas y cuando hablan contigo no existe otro tema, más que el dolor que la separación les causo;
se niegan a perdonar y por ende terminan amargándose y amargando a los demás.
Hace un poco más de dos años que mi papá partió con Dios y me he quedado impresionada de la manera en que mi mamá ha vivido este proceso; todo ha sido por etapas, primero vino el duelo (depresión, sentimientos de desesperanza), luego un tiempo de aceptar la perdida y finalmente tomar el control de la situación, entendiendo que la vida continua y que cada día es un regalo de Dios.
Permítanme usar dos dichos populares que han sido muy útiles en mi vida personal a la hora de enfrentar el dolor emocional, ambos encierran una verdad muy valiosa:
“Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada”
“Al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”
Nuestra actitud en medio de la dificultad es esencial para superarla. Debemos mantenernos positivos, creyendo que Dios no nos va a dar mayor prueba que la que podamos sobrellevar.
Si no puedes cambiar tus circunstancias, toma la decisión de crecer a través de ellas.
Finalmente es importante mantener un árbol al cual arrimarnos en nuestro valle de lágrimas y quien mejor que nuestro creador que conoce nuestro manual de instrucciones a la perfección Cuando nos sentimos incomprendidos, El nos comprende y es quien nos colma de esa paz que sobrepasa nuestro entendimiento.
Si Dios lo ha hecho conmigo, también lo hará contigo. Lo único que tienes que hacer es creer.
Solo hace falta estar vivos para experimentar en algún punto de nuestras vidas el dolor, no me refiero al dolor físico, sino al emocional, causado por la perdida de un ser querido, la infidelidad de tu pareja, un divorcio, un amor no correspondido, un hijo desobediente, baja autoestima……..en fin, todo aquello que nos hace llorar en silencio y nos hace sentir que no hay esperanza.
Hay persona capases de superar circunstancias extremadamente dolorosas de una manera sobrenatural, dejando sorprendidos a los que lo rodean; en cambio otras se quedan por años ahogadas en su problema , viviendo en su propio mundo de autocompasión.
Hay casos de personas que llevan más años divorciadas que lo que duraron casadas y cuando hablan contigo no existe otro tema, más que el dolor que la separación les causo;
se niegan a perdonar y por ende terminan amargándose y amargando a los demás.
Hace un poco más de dos años que mi papá partió con Dios y me he quedado impresionada de la manera en que mi mamá ha vivido este proceso; todo ha sido por etapas, primero vino el duelo (depresión, sentimientos de desesperanza), luego un tiempo de aceptar la perdida y finalmente tomar el control de la situación, entendiendo que la vida continua y que cada día es un regalo de Dios.
Permítanme usar dos dichos populares que han sido muy útiles en mi vida personal a la hora de enfrentar el dolor emocional, ambos encierran una verdad muy valiosa:
“Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada”
“Al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”
Nuestra actitud en medio de la dificultad es esencial para superarla. Debemos mantenernos positivos, creyendo que Dios no nos va a dar mayor prueba que la que podamos sobrellevar.
Si no puedes cambiar tus circunstancias, toma la decisión de crecer a través de ellas.
Finalmente es importante mantener un árbol al cual arrimarnos en nuestro valle de lágrimas y quien mejor que nuestro creador que conoce nuestro manual de instrucciones a la perfección Cuando nos sentimos incomprendidos, El nos comprende y es quien nos colma de esa paz que sobrepasa nuestro entendimiento.
Si Dios lo ha hecho conmigo, también lo hará contigo. Lo único que tienes que hacer es creer.